viernes, noviembre 25, 2005

HARTÍSIMAS CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO.
ELINCONFORMISTA DIGITAL

El 25 de noviembre fue elegido día internacional para la violencia de género, en 1981, dentro del primer encuentro feminista de Latinoamérica, cuyas mujeres son golpeadas duramente por esta injusta situación."La lacra de la Violencia de Genero
'Hartisimas' contra la violencia de géneropor Milagrosa Carrero Sánchez
¡Que hartos estamos del día “de tal” o del día “de cual”! Claro que mucho más hartos y hartas estamos, de vernos obligados, a marcar esas fechas, para insistir, en estos empeños, de concienciación, en este caso, contra esta lacra social, que tiene como víctimas a las mujeres, y que eufemísticamente llamamos, violencia de género. El 25 de noviembre fue elegido día internacional para la violencia de género, en 1981, dentro del primer encuentro feminista de Latinoamérica, cuyas mujeres son golpeadas duramente por esta injusta situación.
Con motivo de esta fecha, llevamos días asistiendo a encuestas callejeras en la radio, y a debates, que aparte de la buena intención de aportar su granito de arena, a esta causa, sirven para demostrar, y constatar, la falta de conciencia, y el desconocimiento sobre este tema, de una parte, no pequeña, de la población. Resulta evidente, que divulgar las estudiadísimas causas de esta forma de violencia, es una buena manera de combatirla. Y en este sentido también hemos visto y escuchado, estos días, a mujeres conocidas, apoyando la campaña institucional “hartísimas, contra la violencia de género”, y denunciando que, "en lo que va de año, han sido asesinadas 56 mujeres" en nuestro país a manos de sus compañeros o esposos. Según datos de la OMS "cada 18 segundos una mujer es maltratada", y al menos, "una de cada cinco mujeres" sufren malos tratos, en sus hogares. Si bien los fundamentos de la violencia sexista, están sobradamente analizados, el problema no tiene fácil solución.
Como toda forma de violencia, la violencia sexista, se produce en el marco de un desequilibrio de poder, al igual que las guerras, forma admitida de violencia, mediante la cual, una parte, la vencedora, va a imponerle a la otra, la perdedora, sus condiciones. En el ámbito de la convivencia doméstica, el hombre, ha ostentado desde siempre, en toda la faz de la tierra, excepciones aparte, el poder, y la utilización de la violencia contra su mujer y sus hijos, al objeto de mantener su estatus, sirviéndose como soporte, de la conciencia colectiva de todas las civilizaciones, y de sus normativas legales.
Si aquí en la dictadura de Franco, de cuyo fin, se acaban de cumplir ahora 30 años, la mujer se sometía siempre a un hombre, el cabeza de familia, y se daba el caso que las mujeres casadas, jamás alcanzaban el uso de sus derechos civiles, necesitando el permiso del marido, para hacer uso de su firma en cualquier contrato, o negocio, que les pudiera interesar, echando un vistazo a las leyes de los distintos países, encontramos, que en la actualidad, muchas mujeres, carecen todavía, de igualdad legal frente al hombre, en sus propios Estados, como es el caso de las mujeres árabes, o paquistaníes, por citar algunos de los más conocidos ejemplos.
La Constitución Española garantiza a lo largo de su articulado este derecho a la igualad de todos los españoles. En su artículo 2, trata sobre la promoción de la igualdad real entre individuos o grupos, en el 10 sobre la dignidad de la persona y los derechos inviolables que le son inherentes, en el famosísimo artículo 14, sobre la no discriminación por razón de raza, sexo, religión, y opinión, en el 23 sobre el derecho de acceder a cargos públicos en condiciones de igualdad, en el 27 sobre educación, en el 35 sobre el matrimonio, y en el 39 sobre los hijos habidos dentro y fuera del matrimonio.
Pero la realidad cotidiana nos muestra otra cara, que tiene su peor consecuencia, en la violencia contra las mujeres. En el 2004, se aprobó la Ley Orgánica de Protección integral contra la Violencia de Género, que trata de proteger a las víctimas. Son medidas importantes pero sólo paliativas. La solución del problema, radica en conseguir la igualdad real, que acabe con este desequilibrio de poder entre hombres y mujeres, contexto básico del que parte, y en el que se desarrolla la violencia machista.Hay que desechar las justificaciones de los malos tratos, como consecuencia del alcohol, las drogas, el paro, o la pobreza. Ni entre los pobres, ni entre los drogadictos, ni entre los alcohólicos, ni entre los parados, se dan más casos de malos tratos, que entre los ricos, abstemios, y con estabilidad laboral. Otra cosa es que los efectos de estas estrategias agresivas, produzcan situaciones más insostenibles, en mujeres sin recursos, por su mayor dependencia.
El maltratador, al igual que un país imperialista, usa la violencia para dominar, para mantener el control; de ahí que en la actualidad, ese consentido habito de la violencia doméstica, que antes se desarrollaba en la intimidad del hogar, sin que nadie osara interferir, haya irrumpido, bombardeando a la población femenina, justo en el momento, en que las mujeres, pretenden ejercer plenamente sus derechos individuales. Y es precisamente, como respuesta a un intento de separación matrimonial, por parte de la mujer, cuando se producen la mayor parte de los asesinatos conyugales.
Pero, junto a las muertes, a las lesiones físicas y a los cruciales casos que llegan a reflejarse en las denuncias, hay otra realidad silenciada, disimulada, y culpabilizada. Muchas de las victimas no se atreven a “contarlo”, y casi nunca, si los malos tratos no se traducen en lesiones visibles. Sin embargo, la situación de violencia doméstica, es más frecuente de lo que puede parecer, si consideramos la violencia psicológica, contemplada como delito, en nuestras leyes, y que aunque raramente se denuncia, ocasiona en las afectadas, inseguridad, perdida de autoestima, dependencia, angustia, ansiedad, depresión, y otros graves deterioros afectivos. Porque ¿cuántas mujeres sufren en silencio por cada una que declara ante un juez?.
Por todo esto, aunque estamos realmente hartas, seguiremos cada día luchando, con leyes, con campañas, con políticas nacionales e internacionales, pero sobre todo con la educación, para acabar con los malos tratos, y la vergüenza que, como miembros de una sociedad que los consiente, nos envuelve.
Milagrosa Carrero Sánchez. Caceres.
Colaboradora, El Inconformista Digital.Incorporación -
Redacción. Barcelona, 25 Noviembre 2005.


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