miércoles, febrero 22, 2006

¿TRABAJADORAS DEL SEXO?

Casi siempre la prostituta es víctima de mafias cuyas redes son difíciles de desmontar. En el primer semestre del 2005 la policía tenía contabilizados 95 grupos y 11.000 plazas hoteleras dedicados al tráfico sexual.

MILAGROSA Carrero (22/02/2006)


El debate sobre la legalización, o no, de la prostitución está sobre la mesa. Al margen de consideraciones moralistas sobre la conveniencia de comerciar con el sexo, aspecto que corresponde exclusivamente a la conciencia de cada uno, la realidad de una actividad, incuantificable por su falta de control, parece obligarnos a elegir entre su regulación normativa como un trabajo más, o su penalización e ilegalización, considerando, consecuentemente, su práctica como delictiva.

Vaya por delante mi ferviente deseo como mujer de desterrar esa palabra que a lo largo de los siglos se ha ido cargando de connotaciones especialmente ofensivas, a la que es tan fácil como frecuente recurrir para herir a cualquier mujer, y que manifiesta su infinito desprecio hacia su destinataria y todo lo que la rodea, como se refleja en expresiones como hijo de puta , al igual que mi postura ante el tráfico de seres humanos, mujeres y niñas, en este caso, así como ante el sufrimiento y degradante humillación a la que diariamente se someten miles de estas personas, atrapadas en las redes de prostitución, circunstancia que considero deplorable. Es esta situación de desprotección en la que se encuentran este abultado número de mujeres que sólo en España se estima entre 45.000 y 300.000, según un estudio del Instituto Europeo para la Prevención del Crimen, lo que ha llevado a los distintos países a plantearse soluciones para un colectivo cuya falta de regulación supone la más absoluta precariedad en el ejercicio de una actividad de servicio sin el amparo de un contrato y sin el control socio-sanitario y fiscal de una ley que lo regule.

En muchas ocasiones la prostituta es víctima de unas mafias cuyas redes no son fáciles de desmontar. Sólo en el primer semestre del 2005 la policía identificó noventa y cinco grupos dedicados al tráfico sexual, habiéndose contabilizado unas once mil plazas hoteleras de prostitución en España, sin contar pisos, otros locales e incluso parques. Demasiado negocio para esperar que la realidad que lo sustenta se corrija espontáneamente.

Recientemente el Gobierno español rechazó, en base a un informe elaborado por el Instituto de la Mujer, la propuesta catalana de reglamentar la prostitución en esta comunidad por considerar que dicha práctica es degradante para la mujer y una forma de violencia machista sobre ella, si bien dentro de este mercado hay que sumar entre las víctimas a algunos hombres, y a no pocos transexuales. Por su parte la gran mayoría de las asociaciones de mujeres comparten este planteamiento, que identifica prostitución con violencia, aunque no faltan las defensoras del derecho a vender libremente el sexo. En lo que todas estamos de acuerdo es en la aberración que supone la explotación de estas mujeres por parte de un tercero, ya sean proxenetas o mafias organizadas.

Pero en medio del desánimo que implica buscarle soluciones a esta lacra social destaca la alentadora referencia de Suecia, que ha disminuido drásticamente el número de prostitutas en apenas cinco años. Concretamente en su capital, Estocolmo, se han reducido en dos tercio el número de profesionales del sexo, y en un 80% el de clientes, con una significativa caída del tráfico de mujeres y niñas, cantidad que en la actualidad oscila entre 200 y 400 traficadas al año, frente a las, entre 15.000 y 17.000 de su vecina Finlandia. La solución no ha sido fácil, ya que penaliza la compra de servicios sexuales, mientras que despenaliza su venta, a la vez que prevé una dotación de fondos para servicios sociales dirigidos a las prostitutas que deseen abandonar la actividad, y para reeducar la clásica mentalidad de aquellos ciudadanos con planteamientos machistas respecto a este tema.

En España el Congreso de los Diputados ha aprobado por unanimidad la creación de una Comisión sobre la regulación de la prostitución voluntaria . El Gobierno, afín a la postura de su partido que prioriza la lucha contra toda forma de explotación, y el apoyo a las víctimas, está trabajando en un plan integral de lucha contra el tráfico de mujeres y menores con fines de explotación sexual .

Esperemos que en este tema, el pulso político permita llegar a un entendimiento que amplíe el abanico de elección de tantas víctimas, a más opciones que las de ejercer como trabajadoras del sexo o como putas.

*Profesora de Secundaria

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo nunca las he visto tan bien puestas como ESTAS...