miércoles, enero 27, 2010

DE LA IZQUIERDA PLURAL A LA IZQUIERDA DIVIDIDA

27.6mero 1010

"Divide et vinces", divide y vencerás, dijo, como resumen de su lógica militar, Julio Cesar, que debía saber mucho de estrategia,. ¿Y quién no sabe qué la unión hace la fuerza?.
Con esta preocupación miro a la izquierda y me satisface comprobar la fluidez con que permite el encuentro de su potencialmente poderosa riqueza ideológica, pero hay quien lo percibe como un perpetuo desencuentro.

Y en efecto a un lado se pierden los que atrapados por el “voto útil”, ceden al chantaje de una ley electoral que valora cinco veces más el voto a los grandes partidos como el PSOE que a los pequeños como IU, junto a los que aterrados por la idea de que avance la más rancia “derechona” regalan el voto a un PSOE que guarda las políticas de izquierdas exclusivamente para decorar los programas políticos de las campañas electorales. Al otro se escapan los escépticos, los que temen que su voto se utilice para los intereses particulares de los adictos a la poltrona, practicantes del engaño, las miserias, el pasilleo, las presiones y la más escandalosa falta de principios. Son los y las que decepcionados de tantas conferencias y congresos fraudulentos no quieren apoyar estructuras antidemocráticas, verticales, machistas, y herméticas, porque aunque el papel lo aguanta todo, ya no se creen las promesas de estatutos, y documentos programáticos.

Y mientras tanto la angustia de los parados se disimulan tras vertiginosas pero frías cifras que cada día aumentan, sin darnos tiempo a precisarlas como si a nadie le importara, y no pasa nada.
¿Me pregunto hasta que punto hemos sido engullidos por el sistema. ¿Es que ya nadie considera viable primar el bien común sobre los intereses particulares? ¿Todos somos convencidos neoliberales? ¿No hay nadie dispuesto a luchar contra la ley de la selva? ¿Dónde está hoy la fuerza de los puños reivindicativos?.

Y sin embargo sigue estando ahí, deliberadamente fragmentada por los intereses de “los ricos”. La lucha entre el capital y los trabajadores sigue actualmente más vigente que nunca, y la prueba es la desproporción de recursos empleados en reducir la presencia de la izquierda a grupúsculos anecdóticos de “anacrónicos” románticos, acallándola mediáticamente, desacreditando sus principios, y ¿Cómo no? Siguiendo las enseñanzas del ilustre estratega: dividiéndola.

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