jueves, abril 01, 2010

SABEN QUE QUEREMOS SOÑAR

1 de abril

Extremadura al día


Ellos saben que yo quiero soñar. Su trabajo consiste en analizar mi mente, conocerla y colonizarla. Conocen, al dedillo, mis deseos y son capaces de crearme cualquier tipo de necesidad para vendérmela. Saben que me emocionan la música, y los colores, que me conmueven las lágrimas y que me desarmo ante los seres vulnerables. Pero sobre todo tienen claro que quiero escaparme de este mundo, porque sueño con un mundo mejor.

Ellos carecen de ética, y de vergüenza. Su único fin consiste en mejorar los “resultados de caja”, y no existe un medio que pueda resistirse a su control. Te bombardean desde por la mañana con el producto, desde las cofradías, desde los Ayuntamientos, desde la radio, desde la tele, y desde los periódicos. Saturan los programas de noticias, se hacen inevitables en la oferta cinematográfica, inundan los programas televisivos, y se cuelan en tu vida.

Da lo mismo lo que toque. Ahora toca semana santa, procesiones, cofradías, pasos, devoción, turismo. Toca perderse en un mar de gente que se consuela, entregada al compás de las bandas de tambores y trompetas, al pálpito común de una saeta, al desfile de carísimos pasos cuyo coste de mantenimiento, una parte más del negocio, daría para financiar la bajada de la edad de jubilación.

Lugo será el Camino de Santiago. Y nos invadirá otra ola de promoción turística con la bendición de los correspondientes obispos, y el apoyo explícito de las instituciones.

Después llegarán los villancicos, los “buenos deseos”, las felicitaciones navideñas, los portales, los adornos, la noche buena, el pavo, la noche vieja, las uvas, el champán, los reyes y el roscón…y no habrá un lugar donde fijar la mirada que no se encuentre inundado de fiestas navideñas, y de bendiciones pastorales.

¡Y qué bonito es todo!. Parece que todo el mundo viaja, y compra, y sale de bares, independientemente del detalle de que media humanidad sufra una vida de miseria y esclavitud para que el sistema funcione con sus sobredosis de cinismo. Nadie quiere perdérselo, y menos sentirse culpable, aunque los que se forren sean siempre los mismos. Todo es tan envolvente, y parece tan cándido…pero ojito con ser críticos. No esperéis tolerancia los discrepantes, porque os advierto que todo está previsto, y quien se salga del gentío idiotizado será excluido y ridiculizado, hasta que desaparezca o se esconda disimulando entre la satisfecha multitud.

Mila Carrero Sánchez